martes, 23 de junio de 2009

EL VALOR DE LA VIDA HUMANA (Cuento, autor anónimo)





































Un Anciano en la última etapa de la vida, descansaba en un frondoso bosque a la sombra de un gran árbol, gozaba del esplendor de la naturaleza, percibía con suavidad el grato olor desprendido de la exuberancia del bosque, a la vez que se deleitaba con el encantador trinar de las aves que circundaban el lugar.









Se sentía feliz porque había trascendido cualquier sentimiento de odio y avaricia, sus pensamientos eran dulces, emanados del gran amor que sentía hacia las personas que le rodeaban, sus familiares y amigos.









El amor se había convertido en su actitud de vida.









De repente vio como un joven, desencajado, que parecía hundido en la más pavorosa desesperación, echaba una soga sobre la rama de un árbol a la vez que la pasaba también alrededor de su cuello, con la intención de arrebatarse la vida.









El anciano rápidamente se incorporó dirigiéndose hacia el muchacho:









-¡DETENTE JOVEN!-
-No, no quiero detenerme—protestó el joven- Lo único que deseo es acabar cuanto antes con esta maldita vida.









-Concédeme dos minutos- se apresuró a decir el anciano –ESCUCHAME POR UNOS INSTANTES y luego pon término a tu vida si ese es tu deseo.









-No quiero morir siendo descortés y menos aún con un anciano.
-Te escucho viejo- dijo el joven.









El anciano declaró:









Haz nacido ser humano, estás dotado de capacidad que no cuentan los demás seres. Se merecedor de este nacimiento, aprovecha la vida, sea cual sea tu creencia o no creencias para potenciar lo mejor de ti mismo, vive en armonía contigo mismo y con los demás.
La vida tiene el sentido que tú quieras procurarle.
Llena la vida del sentido de la compasión, la benevolencia y la alegría compartida
Haber nacido como ser humano es una gran responsabilidad, pero también un privilegio si aprendes a vivir con amor entre los que odian, compasivo entre los aviesos, sosegado entre los agitados.
Como eres un ser humano, tienes una consciencia puedes poner los medios para desplegarla y purificarla.









Reflexiona unos instantes sobre ello.









La gente del lugar todavía recuerda aquel joven que llegó a la ancianidad y a la vez se convirtió él mismo en un sabio.

1 comentario:

Ampi dijo...

Muy bueno el "cuentito"; no todo el mundo tiene un anciano al lado que haga reflexionar.
Además, que estás hechos un escritor consumado; si las fotos, las tomas tú, de maravilla. ¡¡Aupa!!