sábado, 22 de noviembre de 2008

MATRIMONIO, ¿TÁLAMO DE CONVIVENCIA Y PLACER O JAULA DE MARFIL?
















Dice el D.R.A.E. que el matrimonio es la unión legítima entre hombre y mujer.
En la iglesia oimos: Sacramento indisoluble, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre, etcétera, etcétera.
Es la unión de dos personas, constituidas en consorcio entre hombre y mujer, aunque últimamente se suelen dar bastantes casos entre personas del mismo sexo, que se unen en parejas de hecho.
Es un deseo de unión natural impulsado por atracción de afecto, apego, interés, armonía, simpatía, cariño, estima, etc. en donde se pone de manifiesto una intimidad amorosa, compromiso de fidelidad, lealtad y por si esto fuera poco, la convivencia cotidiana, sin duda alguna el vivir en pareja nos aporta infinidad de ventajas derivadas del amor recíproco y placentero, compartir, participar, auxiliar, ayudar en fines comunes pero también hemos de cocer en la misma olla, las desavenencias, desacoples, discrepancias, discordancias y divergencias amorosos que la propia unión conlleva.
En cualquier tipo de convivencia ponemos en juego, la confianza, sinceridad, constancia, rectitud, honradez o nobleza y algo muy importante la LIBERTAD el don más preciado que tiene el ser humano, no ser esclavo del modo de vida elegido.
““Llegar a un acuerdo sobre como estar en desacuerdo suele ser la clave para la supervivencia del matrimonio”” Daniel Goleman, Psicólogo Estadounidense en su libro “Inteligencia emocional”

Mi amigo Néstor y su esposa Avelina, se amaban y compartían las tareas cotidianas, tales como, educación y manutención de sus hijos.
Me contaba mi amigo Néstor, que su esposa Avelina pertenecía a un grupo religioso y solidario de su comunidad, en el que compartían distintas tareas, mujeres y hombres, hacían reuniones, elaboraban temas y proyectos, incluso viajes para la compra de tal o cual artículos para exposiciones y ventas, ello le restaba tiempo a Avelina para el cuido de su casa, pero se las ingeniaban para que no faltara detalle en el cuido de su hogar.
Mi amigo Néstor al igual que su esposa tenían muy claro cuál era su forma de estar, valoraban su libertad personal a un matrimonio constreñido y encorsetado, sabían estar.
Tras la jubilación de Néstor, hombre dinámico, forma parte de un grupo de amigos y amigas vía Internet, tiene posibilidad de compartir presentaciones de índole turística, cultural o pensamientos filosóficos intercambian ideas sobre la vida, a través de la red mundial adquieren y se trasladan conocimientos.
Pregunté a mi estimado amigo Néstor: Admite tu esposa Avelina los contactos que tienes vía Internet con las amigas que me cuentas: Si me contestó, Avelina es una enamorada de la Libertad personal, la amistad de su marido es su propia libertad.
Bueno termino con un pensamiento de mi amigo.... Antonio Machado: “Ayer soñé que veía a Dios y que a Dios hablaba; y soñé que Dios me oía… Después soñé que soñaba”

6 comentarios:

Marian dijo...

Pienso que recurrir a la libertad para defender la validez de la pareja es un asunto bastante relativo. Y complicado. Como dijo alguien, la libertad de uno acaba donde comienza la de la otra persona…y enarbolar la bandera de la libertad como argumento que dé fuerza al matrimonio me parece injusto hacia uno de los dos: el que debe aceptar la libertad del otro. Por otra parte, creo que lo que planteas es perfecto si lo que a uno hace libre no molesta a la pareja, pero en el momento en que no hay acuerdo, ya habría que sacrificar la libertad propia para que funcione lo demás. Creo que es más apropiado recurrir a la “tolerancia”; en el matrimonio, que es cosa de dos, la libertad es complicada y hay que aceptar ciertas limitaciones. O no casarse, que es una buena opción para ser libre sin hacer daño a nadie y sin que la felicidad propia no dependa de la de otra persona.

Anónimo dijo...

querido José: el matrimonio, convivencia,soledad es para cada cual la mejor forma de vida, mantener una relación por "el que dirán",daña el alma, te anula, te amargas y entristeces, para mi el matrimonio o cualquier tipo de relación afectiva sólo debe mantenerse mientras el amor dure...lo demás sólo es engaño a uno mismo. Taty

José de Juan dijo...

Exponer con sinceridad, sensatez, admitir opiniones diferentes, saber escuchar, he aquí la grandeza del ser humano, es el punto de partida del diálogo, limar diferencias, empatizar, decía Sócrates que si practicáramos la amistad con todos los seres humanos no habría necesidad de hacer guerras.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Marian. En el matrimonio hay que compartir, tolerar, comprender, dar y recibir.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Marian. En el matrimonio hay que compartir, tolerar, comprender, dar y recibir.
Pero podemos preguntarnos.

¿Es culpable el arreglo matrimonial?

PUESTO que en tiempos recientes las dificultades matrimoniales nos han sobrevenido cual alud, algunos preguntan: ¿Tiene defecto el arreglo matrimonial mismo de modo que sea culpable? ¿Debe abandonarse como inadecuado para nuestro día?

Bueno, si el operador de una máquina pasa por alto las instrucciones del diseñador y abusa de la máquina hasta que ésta se descompone, ¿es culpable el diseñador? Si al hacer un viaje largo, el conductor de un automóvil no consulta su mapa de rutas y se pierde, ¿es culpa del que hizo el mapa?

No, el emplear mal una cosa y estropearla no significa que no sirve. ¿Quién generalmente tiene la culpa? El que la emplea mal.

¿Es éste el caso con el arreglo matrimonial? ¿Qué revelan los hechos? ¿Muestran que el abandonar el matrimonio y adoptar otros estilos de vida ha resultado en algo mejor para la gente? ¿Qué les ha pasado a los niños de los hogares disueltos, y a la sociedad en general?

Lo que el registro muestra

La historia muestra que cuando los matrimonios se disolvieron y las familias se desintegraron, lo mismo le sucedió al entero clima moral de la sociedad. El resultado final no fue mejoramiento, sino más dificultades. Imperios enteros se han desmoronado cuando la gente no se esforzó por conservar el matrimonio y la familia.

En nuestro propio tiempo los malos efectos de esto especialmente perjudican a los más inocentes, los hijos que han sido las víctimas de los matrimonios disueltos. Un informe de Ghana, país del África occidental, dice lo siguiente acerca de muchos niños de hogares disueltos:

“Los hijos de estos hogares se hallan en la peor situación. Nunca reciben cuidado sano de madre o padre; lo pasan sin que nadie los atienda, los ame, los cuide, y sin que a nadie realmente le importe lo que hacen. Desde la infancia se dan a la holgazanería y degeneran . . . en empedernidos criminales adultos que siempre están en pugna con la ley.”

La ausencia de un padre devoto le impone gran penalidad a la entera familia, especialmente a los muchachos jóvenes que necesitan su dirección firme y apoyo. Por ejemplo, en una familia estadounidense el trabajo del padre lo obligaba a apartarse del hogar por semanas a la vez. Como resultado, su hijito de tres años de edad se hizo hiperactivo y acostumbraba levantarse hasta 10 u 11 veces durante la noche para llamar a su padre. Su madre observó que cuando el padre estaba en casa el muchachito dormía tranquilamente hasta la mañana y se portaba mucho mejor. Dijo; “Este muchachito necesita a su padre. Va a una escuela de párvulos dos días a la semana y las maestras saben cuándo [su padre] está en casa. Su comportamiento lo hace así de obvio.”

Por lo general se reconoce que la situación de los niños empeora cuando los padres no se llevan bien, obtienen un divorcio, o se ausentan con demasiada frecuencia, pero, ¿qué hay de los adultos? ¿Están en mejor situación al dejarse llevar por la tendencia moderna hacia el divorcio, separación, ‘matrimonios sin trabas,’ convivir sin matrimonio, o ‘matrimonio’ de tipo comunal?

¿En mejor situación?

Hoy en muchos países se ejerce gran presión para que los cónyuges abandonen el matrimonio cuando surgen problemas. La revista Family Circle informa: “Abundan los libros y artículos que presentan el argumento de que los compromisos duraderos no son viables, que los riesgos envueltos en separarse pueden manejarse y que es probable que las personalidades individuales de la gente florezcan como resultado de la disolución.”

¿Es éste el caso? ¿Es el camino a una personalidad ‘floreciente’ la disolución de un matrimonio? Pudiera parecerle así a cierto porcentaje de gente que ha sido condicionada a ese modo de pensar. Pero no para la gran mayoría.

Es más típico de la situación la experiencia de una mujer que se separó de su esposo y se puso a hacer visitas sucesivas a los bares de solteros para ‘divertirse’ y llegar a conocer a personas nuevas. Con el tiempo descubrió que estos conocidos temporeros eran superficiales y daban poca satisfacción. La mayoría de los hombres solo se interesaban en encuentros sexuales.

Esta señora dijo lo siguiente de las muchas personas divorciadas o separadas que llegó a conocer: “Jamás olvidaré lo perdidas que parecían estas almas. Lo perdida que me sentí yo. Estas son verdaderas personas no casadas. Parece que los matrimonios ya no dan buenos resultados, pero hay una nueva generación perdida que cada día se hace más grande. Porque la verdad es que el descasamiento tampoco da buenos resultados.”

“El descasamiento tampoco da buenos resultados.” Esa es la conclusión que resalta al analizar los resultados de varias décadas de tremendos aumentos en el número de divorcios y separaciones. Un creciente número de personas ya se da cuenta de que para la mayor parte de la gente la vida no es satisfactoria a menos que haya alguien que se interese en ella, alguien a quien cuidar, alguien de quien se pueda depender, alguien con quien compartir la amabilidad, la compasión, los problemas.

Muchos hallan que después que haya pasado la novedad de ello, su libertad recién hallada de hacer cuánto quieran sin tener que rendir cuentas a un cónyuge no ha aportado los beneficios que se esperaban. No está resultando ser el camino a una personalidad ‘floreciente.’

‘Matrimonios de grupo’

Puesto que el matrimonio entre dos personas ha fracasado tan frecuentemente, y no se considera deseable la soledad, algunos han recomendado la alternativa de ‘matrimonios de grupo,’ o el vivir en forma comunal, arreglo en que a cada individuo se le permite tener varios consortes. ¿Dan mejores resultados estos ‘matrimonios’ que los tradicionales?

Un arreglo comunal de Tennessee que cuenta con más de 1.000 habitantes experimentó con los “multi-matrimonios.” Más tarde, un miembro de la comunidad dijo: “No dio buen resultado. Los problemas comunes que todo el mundo tiene solo se multiplicaron.” Comentó que las parejas casadas pronto “corrieron en busca de un lugar donde estar solos,” y que los solteros y solteras a menudo les preguntaban a los casados: “¿Podemos ser como primos que viven con ustedes para que nosotros también tengamos familia?”

Puede que al principio tenga cierto atractivo el tratar de escapar de los problemas del matrimonio adoptando otros estilos de vida como los matrimonios de grupo. Pero el individuo no puede escaparse de la naturaleza humana. Tarde o temprano, hay que enfrentarse a ésta y habérselas con ella. Y mientras más se aleja uno de la manera en que se propuso que los seres humanos obraran recíprocamente para obtener los mejores resultados, más difícil se hace la vida. Esto es especialmente cierto respecto al amor íntimo entre el hombre y la mujer, y el cariño de padres para hijos.

Bernard O’Brien relacionado con una agencia de familia e hijos de Kansas City declara: “No importa qué arreglo se adopte como experimento, los celos están tan vivos como en el tiempo de nuestra abuela. Cuando uno considera el asunto directamente, casi nadie puede soportar compartir a un ser amado.” ¿Por qué? Porque fuimos creados para sentirnos así.

En otro grupo que vivía en común, cuando le nacieron hijos a una pareja el arreglo de tipo comunal “se desbarató” en su mente. No podían compartir con otros el amor íntimo de padre, madre e hijo. El padre comentó: “El llegar a ser padre simplemente disipó toda noción de vivir en común.” Hicieron caso del deseo fortísimo de tener su propia ‘familia nuclear,’ con el padre y la madre en el centro, cercados de sus hijos.

‘Matrimonios sin trabas’

Un ‘matrimonio sin trabas’ es un arreglo en que los cónyuges convienen en permitirse mutuamente el tener otros encuentros sexuales... adulterio es la palabra correcta para ello. Hace unos seis años un libro que favorecía esto logró gran éxito de venta. Los autores, Nena y George O’Neill, recomendaron a los cónyuges relaciones sexuales fuera del matrimonio, diciendo que éstas podían ser ‘recompensadoras y significativas,’ y mejorarían su matrimonio. ¿Resultó así?

Tras años de observar experiencias verdaderas, los autores actualmente confiesan que absolutamente no dio el resultado esperado. Precisamente lo contrario sucedió. Descubrieron que los que practicaban ese adulterio se sintieron muy infelices el uno con el otro. El período más largo por el que cualquiera de estos matrimonios permaneció unidos después de empezar un ‘matrimonio sin trabas’ fue de solo dos años. Dijeron en conclusión: ‘La sexualidad sin trabas fue un total fracaso.’ Como resultado, los autores han publicado otro libro en el que hacen una “nueva llamada a la fidelidad sexual,” señalando que eso trae la mayor felicidad al matrimonio.

Respecto al ‘matrimonio sin trabas’ el consejero matrimonial canadiense Ed Bader comentó: “Cada pareja de que sepamos que emprendió la ruta del matrimonio sin trabas terminó con los lazos matrimoniales rotos... sin excepción.” Y el sicólogo Larry Cash también de ese país comentó: “El matrimonio sin trabas, la idea de que personas casadas pueden estar perfectamente libres sexual y emocionalmente, es una farsa. En mis 10 años de aconsejar, nunca he visto uno que diera buen resultado. Quizás sea una idea noble, pero la naturaleza humana no está preparada para efectuarla.”

Pero, ¿es realmente una “idea noble”? De ninguna manera. Está totalmente opuesta a la manera en que nosotros, los seres humanos, estamos construidos emocional y mentalmente. Deseamos fidelidad de una persona amada, no adulterio. Las relaciones íntimas que el matrimonio suministra no pueden compartirse con otros sin dañar o destruir el matrimonio. En realidad, lo que los recomendantes de estos estilos de matrimonio “alternados” están descubriendo es precisamente lo que el Creador del matrimonio hizo que se escribiera en antaño para nuestra información: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación.”—Heb. 13:4.

La importancia del compromiso

Muchos que han experimentado con diferentes estilos de vida han hecho otro descubrimiento: que sin un compromiso como el que acompaña el matrimonio, es característico de la naturaleza humana no esforzarse tanto por resolver los problemas. Tampoco hay seguridad, especialmente para las mujeres.

Muchas mujeres están descubriendo que, debido a vivir en un mundo que es principalmente de los hombres, la vida es mucho más difícil sin la seguridad que proviene de los vínculos matrimoniales. Hallan que las perturba mucho emocionalmente el tener una relación en la cual el hombre virtualmente dice: ‘Solo quiero tenerte por un rato, y cuando me canse de ti, te cambiaré por un modelo más joven.’

La revista Good Housekeeping les preguntó a sus lectores: “¿Cree usted que el convivir sin casarse ayuda a formar una relación más permanente, [o] socava una relación más permanente?” Cierto número respondió a favor del convivir sin casamiento, pero más de 10 veces más lectores dijeron que el no estar casados socavaba una relación permanente.

No es insólita la siguiente experiencia de una pareja, que se informó en el Star de Toronto. Al convivir sin matrimonio descubrieron que todavía “tenían peleas acerca de todo,” y que el convivir les presentaba los mismos problemas que el matrimonio. Sin embargo, sin el compromiso matrimonial, siempre les parecía que podían partir. Pero, ¿les ayudó esto a llevarse bien? No, impidió el que se esforzaran más por resolver sus problemas. Entonces se casaron. Después de eso, comentaron: “Desde que nos casamos hemos estado esforzándonos más por no pelear. Los dos estamos haciendo el esfuerzo. Nos hemos comprometido de modo que no tiene sentido el pelear acerca de ello. Antes, siempre recurríamos a la amenaza de disolver la unión, pero parece que ya no hacemos eso.” Descubrieron que el compromiso los hizo esforzarse más por tener un buen matrimonio.

Similarmente, la revista McCall’s publicó un artículo intitulado “Por qué se están casando las mujeres liberadas.” Hizo notar: “Hemos trabajado duro para la realización de nuestras propias ambiciones, y ciertamente ha valido la pena. Pero recientemente muchas de nosotras hemos hecho un descubrimiento sorprendente: Sigue faltando algo vital.”

¿Qué faltaba? Una pareja que se casó después de haber vivido juntos explicó: “La verdad es que no bastaba con simplemente vivir juntos. Queremos estructura en nuestra vida. Decidimos que nos gustaba la idea de compromiso.” McCall’s añadió:

“¡Ah, Compromiso! Es una palabra tan vieja que suena nueva, y cada vez más personas están buscando la oportunidad de aplicarla.

“Parece que hemos completado el círculo. Por los pasados 15 o más años hemos estado en una búsqueda romántica, deseosas de hallar la felicidad, poniendo a prueba todas las opciones. Hemos probado, o por lo menos hablado de, matrimonio sin trabas, no matrimonio, tener hijos sin matrimonio, matrimonio de prueba.

“Por fin, después de todo el revoltijo del cambio social, parece que estamos decidiendo que el compromiso es imposible si no nos sentimos plenamente realizadas, pero esta realización no es completa si se logra sin apego. . . .

“De modo que en diez o 15 años de probar las posibilidades románticas hemos descubierto que nos faltó la médula de la permanencia. Hemos descubierto que las relaciones sin trabas solo son posibles si a uno no le importa la otra persona.”

El satisfacer las necesidades emocionales por medio del matrimonio hasta contribuye a una mayor duración de la vida. Hace tiempo que las compañías de seguros han reconocido que las personas no casadas corren mayor riesgo de morir prematuramente que las personas casadas. Por ejemplo, en el grupo de varones de 15 a 64 años de edad, la mortalidad era de dos a seis veces más alta para los divorciados que para los casados en el caso de cada causa principal de muerte. El sicólogo James Lynch de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland concluyó: “La soledad puede dañar, si no quebrar, el corazón humano.”

No debe sorprender el que en años recientes estos hallazgos se hayan hecho tan patentes. Realmente, era de esperarse, puesto que el arreglo matrimonial no es algo que simplemente haya “evolucionado” para la conveniencia de la gente. El Creador del hombre y la mujer originó el matrimonio. Y puesto que Dios hizo a las criaturas humanas, sabe en qué relaciones tendrán el mayor éxito. Cuando cumplen con su parte dentro de la estructura que él ha establecido, se obtienen los mejores resultados.—Gén. 1:26-28; 2:18-25.

Para la expresión del amor humano entre el hombre y la mujer, para la seguridad y permanencia, y para la crianza de hijos, el matrimonio no tiene sustituto.

NO, EL MATRIMONIO NO TIENE DEFECTO NI ES CULPABLE. LOS QUE LO USAN MAL BÁSICAMENTE SON LOS CULPABLES.

Por eso los que desean vivir contentos no deben dejar que las filosofías erróneas los impelan en tropel a tratar de hallar modos de degradar o eliminar el matrimonio, como si éste fuera culpable. Lo que se debe buscar son modos de esforzarse por mejorarlo y conservarlo, modos de ayudar a resolver los problemas matrimoniales.

Pero si el matrimonio fue diseñado para el hombre y la mujer, ¿por qué ha sufrido tan tremenda disolución en nuestro tiempo? ¿Qué pasa?

Anónimo dijo...

Somos personas humanas, no somos cosas y como tal estamos necesitados de un trato humano, nos humanizamos unos a otros,
Habitamos una sociedad en donde casi todo se compra por dinero, pero existen cuestiones fundamentales donde el cambio interesado o material no tiene cabida, sólo existe el cambio de AMOR por AMOR.
A veces uno puede tratar a los demás como personas y por falta de entendimiento no recibir más que coces, abusos o traiciones
Dentro del matrimonio pueden existir compromisos de fidelidad, lealtad y convivir y cohabitar perfectamente con el don preciado de LA LIBERTAD.